Me habla Jorge Segado de un vídeo en el que aparece una chica joven diciendo que los grandes damnificados de la pandemia son los jóvenes porque este año no pueden hacer ni el típico viaje a Mallorca.
Me habla de él como paradigma de la autorreferencia, entendida como la tendencia social que nos lleva a refereciar el mundo y todo lo que sucede en él en torno a nosotros.
Ocurre en todas las edades
Pero no es solo cosa de jóvenes
Hay un ejemplo muy cachondo que es un programa de Telecinco en el que la presentadora de noticias del corazón introduce cada una en base a su relación con respecto a ella: “Pues yo no me la creo”, “…que, por cierto, siempre me ha tratado muy bien…”, “…que vive en un sitio que conozco bien…”, incluso se refiere a los reporteros siempre como “Mi compañero”, porque antes que profesional del periodismo, está la referenciación a ella.
La cuestión es que esa tendencia a la autorreferenciación debe favorecer la autoestima, pero a cambio genera muchos efectos perversos
Falta de objetividad
La autorreferencia, obviamente, trabaja desde la subjetividad. Pero en un mundo donde las cosas son tan complejas de interpretar, cuantos más enfoques diversos más completa su comprensión.
Es muy típico en el mundo del marketing, escuchar afirmaciones del tipo “Si yo fuese el director de marketing, nunca compraría esta propuesta” en ejecutivos de agencias que nunca han sido directores de marketing o “Yo jamás compartiría este vídeo” en una brand manager pijísima opinando sobre un contenido dirigido a una choni de Fabrik.
Falta de consideración con los demás
Cuando discutes con un autorreferenciado sobre algo que le ha sentado mal, es irrelevante la intención con que dijiste aquello, su interpretación subjetiva te convierte en malintencionado sin derecho a réplica…
Cuando un autorreferenciado cambia de opinión, el mundo ha cambiado y si no lo entiendes es que no te adaptas.
Cuando viajan, las personas de otras culturas son raras porque no se comportan como ellos.
Son propensos a las coletillas “como yo digo”, “como yo lo llamo”, “para mi significa otra cosa” porque el lenguaje no sirve para entendernos sino para que les entendamos.
Falta de empatía
El hecho de que las cosas en el mundo se interpreten en función de cómo me afectan a mí, hace totalmente innecesario comprender lo que pueda sentir el otro.
La empatía es escucha activa y se basa en la outrospection -hacer introspección en el otro-. Es decir, juzgar las cosas bajo los patrones del otro, no desde los tuyos.
Ahora que todo el mundo quiere ser un gran líder, la autorreferenciación es un peligro, porque un autorreferenciado motiva bajo sus patrones y todavía se enfada porque el otro no le agradezca su motivación. Es como las cenas de Navidad, que para algunos son un premio y para otros un castigo, pero si no vas es que eres un desagradecido con la empresa.
Falta de criterio
Otro efecto terrible es la necesidad de tener una opinión sobre todo, y de tenerla rápidamente. Claro, si todo gira alrededor mío, tendré que tener una posición sobre cada tema. ¡Si no, se parará el mundo!
Cuantas más perspectivas contemple, más consistente es el criterio. Sea para tenerlas en cuenta o para descartarlas, pero si no las conoces, tu criterio siempre será superficial.
Las cosas son graves según me hayan impactado a mí. Las medidas contra el Covid son exageradas o no según como me afectan. Si me dedico al ____________ (rellene usted mismo) es el mejor momento para invertir en ____________.
Es frustrante cuando intentas ser empático
Como profesional, mi trabajo no es juzgarlo sino contemplarlo como una tendencia generadora de insights que me permitan comprender el mundo mejor para realizar un trabajo más completo.
Como persona espero que haya un movimiento pendular en algún momento que haga que abramos la mente a conocer muchas referencias antes de formar un criterio sobre las cosas, que contemplemos las percepciones opuestas para ser más objetivos en nuestros análisis, que tengamos en cuenta el impacto de las cosas en otros para ser más considerados y que ponga de moda la empatía.
Porque no hay nada mejor que comprender cómo siente el de enfrente. Nos hace más humanos y ensancha nuestra vida…
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