Esto no es un comentario político. La política aburre.
Sin embargo surge de la noticia del bono que el gobierno va a dar a los jóvenes de 400€ para gastar en cultura. “Para gastar en cultura”. Que feo suena.
Me gustaría pensar que es un bono «para invertir en culturizar».
Pero una inversión tiene un retorno, que por cierto debería coincidir con la intención del que asigna los recursos. Y me pregunto honestamente si los gobiernos tienen alguna intención más allá de hacerle llegar un dinero a un sector necesitado.
Me refiero a que, si lo canalizas a través de los jóvenes, deberías tener claro lo que quieres que obtengan por el camino. Que genere un bagaje cultural.
El problema es que ‘cultura’ es demasiado amplio en mi opinión.
Para mi -y es una posición personal que no pretendo imponer a nadie, sino simplemente exponerla- en ‘cultura’ hemos metido 3 conceptos muy distintos: cultura, entretenimiento y arte.
Según en qué inviertas, obtendrás un retorno diferente.
Nadie es quién para decir lo que es cultura y lo que no. Solo el tiempo.

Cultura está definido como aquello que define a una sociedad en un momento dado. Por lo tanto, solo el tiempo pone de manifiesto aquellos elementos que, en la actualidad, representan a una sociedad en el pasado.
Como dice Carlos Jean, Quevedo hacía entretenimiento y el tiempo ha puesto de relevancia que representa una corriente de una sociedad en un momento dado. Quevedo y Góngora trascendieron, pero hubo muchos autores en el barroco que no trascendieron porque no destacaron, pero seguro que entretuvieron a sus coetáneos.
Del mismo modo, nadie podrá describir la España de principios del siglo XXI sin hablar del fútbol, igual que no podemos describir la Roma antigua sin hablar del circo. De hecho, probablemente su utilización por parte de los gobernantes sea similar: panem et circenses…
Por lo tanto, en mi opinión, invertir en una supuesta cultura actual es pretender predecir lo que va a triunfar en el recuerdo de la identidad de nuestra sociedad en las próximas generaciones.
Sin embargo, la inversión en cultura -la del pasado- es una herramienta para preservar las raíces de una comunidad y conocer los porqués de las cosas dentro de una sociedad.
Desde esta perspectiva, invertir en cultura buscaría que los jóvenes conociesen y valorasen nuestro pasado y cómo hemos llegado a donde estamos.
Les serviría para interpretar la historia desde los patrones de su momento y no desde los patrones actuales.
Ayudaría también a aprender de los errores del pasado y ver cómo se repiten insistentemente.
.
El arte busca los límites
Si Marcel Duchamps dice que es el artista el que decide lo que es arte y lo que no sentando las bases del arte moderno, en la cultura -según la interpretación RAE-, todo el mundo se debería sentir identificado o familiarizado. En el arte no.
.

El arte no es un espejo de la realidad, sino un martillo para darle forma
Bertold Bretch
Y el arte moderno se basa en buscar los límites. Aquí lo expliqué en su día. Es la búsqueda del límite de la disrupción, de los conceptos e ideas, de los mensajes, de la expresión, de la representación física, de lo posible o imposible. Es la búsqueda de esos límites lo que revela posibilidades que no existían antes.
Un día me dijo un catedrático en física teórica que nunca un científico decía que algo estaba «demostrado científicamente«. Porque el trabajo de un científico no es demostrar que el acero no se puede traspasar, sino averiguar cuando sí lo sería y es así como han llegado al átomo.
La búsqueda de los límites es la base de la innovación y, por tanto, del desarrollo de las sociedades. No en vano, Leonardo fue artista y científico a partes iguales.
Son categorías de la misma familia.
Lo que oigo llamar arte clásico entiendo que es cultura, la representación de una sociedad en un momento dado. Así, el arte disruptivo que produce grandes cambios, con el tiempo pasa a ser cultura. A día de hoy ya no se puede decir que toque ningún límite, pero tuvo un impacto en su día. Del arte a la cultura.
Invertir en consumo de arte hará que nuestros jóvenes reten los hechos dados. Que exploren lo inexistente. Que experimenten con ideas, conceptos y materiales. Que se comprometan con la disrupción y el progreso.
El entretenimiento, entretiene
Es una perogrullada, pero es que es así.
El entretenimiento podría definirse como la producción de contenido originalmente lúdico que, mediante una conexión emocional o estímulo intelectual, alimenta nuestros instintos evadiéndonos (fly), provocándonos a competir (fight), alimentando el sentimiento de pertenencia y crecimiento (feed) o generando gratificación inmediata (fuck).
El entretenimiento a veces nace con vocación cultural o artística, pero solo el tiempo o el resultado le conceden semejante categoría.
Subvencionar el entretenimiento generaría estímulos en los jóvenes, alimentando sus instintos. A veces más productivo, a veces menos.
Hay quien piensa que el entretenimiento debería ser autosostenible.
¿En qué estamos invirtiendo y cómo lo medimos?
En definitiva, me parece bien que se subvencione a los jóvenes la comprensión de nuestras raíces y los porqués de las cosas, la búsqueda de los límites y la exploración e incluso que se les estimule en diferentes sentidos.
Pero lo que me parece mal es que no se les haga conscientes de lo que les pedimos a cambio y que no seamos capaces de medirlo como es debido para ver si hemos logrado algo o tan solo le hemos hecho llegar dinero a un sector necesitado sin producir nada en el proceso -al menos conscientemente-.
Por no hablar de todos los sectores boyantes del entretenimiento a los que se va a derivar gran parte del bono ‘cultural’ joven.
Es obvio que cada cosa se mediría de manera diferente y que el outcome también sería diferente en los tres casos…
.
.
.