CÓMO ENCONTRAR EL PROPÓSITO PERSONAL

CÓMO ENCONTRAR EL PROPÓSITO PERSONAL

Estamos entrando en la economía del propósito en la que marcas y compañías necesitan determinar cuál va a ser su contribución a un mundo mejor. Llevo tiempo escribiendo y trabajando en ello y es increíble ver cómo un equipo de marketing encuentra un propósito y, de repente, fluyen las ideas creativas, la coherencia y la conexión con la audiencia.

Estos días he estado trabajando en ello y lo he disfrutado como hacía tiempo que no disfrutaba mi trabajo.

Pero hay más.

El director del grupo tuvo una idea. Quería hacerle un regalo a su equipo y me pidió que hiciésemos un taller de propósito personal. Me parece de una inteligencia y sensibilidad fuera de lo común pensar en un regalo de este tipo. Creo que, efectivamente, la sesión fue acogida como tal y consolidó algunas ideas que me volaban por la cabeza y que aterrizo por escrito ahora.

Autoconocimiento, voluntad de transformación y propósito

Las fases para determinar un propósito personal son las siguientes:

  1. Autoconocimiento

La primera fase es saber de dónde partimos. Es a lo que nos dio tiempo a llegar en solo 5 horas. No os imagináis lo gratificante que es ver a gente que aprecias ilusionarse con la posibilidad de conocerse mejor.

  1. Voluntad de transformación o evolución

El siguiente paso es entender las palancas motivacionales para transformarse o evolucionar. Hay quien lo hará por motivación pura, pero también hay quien lo hará por vocación de sacrificio o quien lo hará por huir de un futuro que no desea. Todos somos diferentes, no intentemos leer las motivaciones de otros desde nuestros patrones.

  1. Definición del Propósito

La última fase es definir ese propósito bajo las tres premisas: que contribuya a un mundo mejor, que no sea egocéntrico y, como consecuencia de las dos anteriores, que sea asociativo.

El propósito personal es diferente al propósito corporativo

Aquí llego a la reflexión de hoy.

Creo que las marcas siempre deben tener un propósito. A veces pecará de poco compromiso con el target o de inconsistencia con la vocación de la compañía o de sus recursos, pero es mejor tener uno débil que no tener. Sobre todo, porque permitirá trasladar con claridad interna y externamente las intenciones de la compañía en una suerte de línea de coherencia.

Sin embargo, con las personas creo que es diferente.

En primer lugar porque creo que necesitamos tener un propósito aunque sea intuitivamente, pero no tengo tan claro que necesitemos verbalizarlo con concreción. Sobre todo cuando a la única persona a la que queremos transmitírselo es a nosotros. Es típico de aquellos momentos en que buscamos amueblarnos la cabeza. Cuando queramos proyectar nuestra coherencia hacia fuera, sí que necesitaremos esa verbalización.

Pero lo más importante es lo que le ocurre a la gente a la que estoy ayudando a buscar su propósito en la vida y lo hacen mirando al futuro e intentando visualizar ese sitio al que les gustaría ir con un inmenso compromiso emocional. El problema es que encuentran grandes dificultades para hacerlo. Es casi imposible y genera una gran frustración. El resultado es que se sienten vacíos, pensando que no tienen una verdadera vocación, cuando el problema es que el propósito no se define mirando hacia adelante.

El propósito se define mirando hacia atrás

El caso es que he descubierto por qué es tan difícil definir el propósito mirando hacia adelante. Simplemente, porque se hace mirando hacia atrás.

Quiero decir que es muy difícil pintar un punto en el futuro y decir: “Los próximos años solo voy a querer ir a ese punto. Será mi pasión y todo lo que haga construirá ese camino”. Para garantizarnos que haya un verdadero compromiso personal con él, es más fácil mirar nuestro comportamiento desde hace tiempo y proyectar la línea hacia el futuro sacando un criterio definido. Es seguro que la línea vendrá definida por el compromiso personal con una serie de conductas estableciendo una coherencia histórica. La línea nos permitirá ubicar cada acción que hagamos en el futuro de tal manera que podamos ver si se aleja mucho o no de ella.

En este punto, efectivamente, nos damos cuenta de que no es tan necesario especificar en una frase ese destino. Digamos que el camino puede ser el destino.

Cómo dibujar nuestra línea de coherencia

Aquí va mi modelo.

1..Listado de hechos relevantes

En primer lugar, hacemos un listado de los hechos relevantes que han marcado nuestra forma de ser. La relevancia de los hechos no la determina su magnitud absoluta, la mide el impacto emocional o de otro tipo que aquel hecho tuvo para nosotros. Puede ser un detalle si aquel detalle cambió mi vida de alguna manera. Para mí, podrían ser: el hecho de tener muchos amigos de joven, la profesión de mis padres, los primeros trabajos, el primer puesto y los sucesivos, los proyectos relevantes, el tipo de lectura que me gusta, etc… Valen personales y profesionales.

Pueden servir de guía los 15 puntos de este enlace.

2. Línea de tiempo

A continuación, dibujamos la línea de tiempo. Que sea una flecha. Recuerda que, para leer hacia atrás, ¡debe de haber algo atrás! Hay gente que desde joven lo tuvo clarísimo pero no te agobies, no es lo normal. Date el tiempo para haber tenido una coherencia. En mi caso, me parece que después de 20 años de profesión estoy en un buen momento. Mi línea comienza en los noventa y la proyecto hasta 2030. Cruzamos una línea de puntos que marca el presente.

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3. Vectores de coherencia

Es la fase más difícil. Hay que sacar dos elementos que marquen de forma relevante nuestra personalidad. Después de darle muchas vueltas he decidido poner las personas y la comunicación.

Las personas porque son mi pasión. No porque sea extrovertido -más bien soy ambivertido tirando a introvertido- sino porque me gusta conocer a gente pero conocerla en profundidad, íntimamente. Incluido yo mismo.

La comunicación es porque siempre me ha costado definirme como una persona de marketing ya que nunca me han motivado los aspectos de mercado –pricing, PNL, procesos- tanto como la estrategia de comunicación –eventos y patrocinios, community management, relaciones públicas-.

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4. Esquema

Ahora veamos si somos capaces de ubicar los hechos en el esquema. La proximidad a la línea es la proximidad de hechos de una naturaleza al segundo concepto. Leer biografías es muy cercano al interés por las personas pero menos a la pasión por la comunicación, como podría ser el realizar un programa de desarrollo de equipos.

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5. Definición del propósito

Una vez hecho esto, intentemos ponerle nombre en base a los dos vectores. Si hablamos de personas y comunicación, tiene sentido algo así como: ‘Recuperar la humanidad en la comunicación’. Podría decirse que lo que me mueve en la vida es hacer los procesos de comunicación más humanos, empáticos, dotarlos de sensibilidad, de disrupción, de creatividad, de todo aquello que dota a la comunicación de cierta impredecibilidad y que las máquinas no pueden hacer. Incluyo procesos de comunicación profesional, personal, de uno a uno, de uno a muchos, de muchos a uno. Cubro los que se realizan cara a cara, virtualmente, oficial u oficiosamente. En definitiva, cualquiera.

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6. Check

Por último, solo tenemos que chequear si realmente nos pone el resultado. En el caso de que no nos convenza la verbalización, recuerda que puedes descartarla y quedarte con la línea de coherencia teniendo la intuición de a dónde vas.

Entonces es cuando adaptas tu trabajo a tu propósito y no al revés. No hay trabajos con más propósito que otros, es la interpretación de tu puesto de trabajo la que lo dota de alma o lo deja como una simple ejecución de funciones.

Tengo que confesar que este proceso ha sucedido en directo. Empecé a escribir pensando que no necesitaba verbalizar mi propósito, y lo sigo pensando. Sin embargo, me siento bastante cómodo con este que acabo de sacar y creo que, por el momento, lo voy a oficializar.

Al final resulta que el que se va a llevar un regalo he sido yo

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