EL LAVADO DE CEREBRO ES BUENO PARA PARTICIPAR Y CREAR UN PROYECTO COMÚN HASTA QUE EMPIEZA A ANULAR AL INDIVIDUO Y VUELVE AL PROYECTO RÍGIDO Y SECTARIO

EL LAVADO DE CEREBRO ES BUENO PARA PARTICIPAR Y CREAR UN PROYECTO COMÚN HASTA QUE EMPIEZA A ANULAR AL INDIVIDUO Y VUELVE AL PROYECTO RÍGIDO Y SECTARIO

Los procesos de radicalización tienen un patrón.

Brainwashing

Lejos de las investigaciones que se hicieron en los 60’s y 70’s con hipnosis, psicotrópicos, electroshocks y demás, parece todo más sencillo.

Partimos de la vulnerabilidad. La fractura del individuo es fundamental en el origen del proceso de adoctrinamiento. Si el individuo no está roto, hay que romperlo.

A continuación, hay que realizar un proceso de aislamiento. Si el individuo pierde las referencias sociales, perderá el anclaje a los valores identitarios, de pertenencia y de justicia de la comunidad de la que lo queremos alejar.

A continuación, generaremos un ambiente de acogida en la nueva comunidad mediante la simplificación y el tratamiento absolutista de las ideas y creencias.

Activamos la caja de resonancia que vaya reafirmando las creencias con un discurso único. El individuo comienza a rellenar huecos haciendo suyas las convicciones.

Ahora se trata de dibujar un propósito, una meta, una causa. Transmitimos al individuo una vocación heroica. Sus acciones son fundamentales para la causa. La causa está por encima de la persona y la persona la hará posible con su sacrificio.

Y ahí entra la habilidad de los yihadistas para aislar mentalmente a ciudadanos sin moverlos de sus ciudades, de algunos políticos para polarizar acelerando el aislamiento y la pertenencia y de gurús sectarios para hacer que la causa se convierta en la vida de las personas.

Todo consiste en que la parte de nuestro cerebro donde reside el autocontrol y la deliberación deje de relacionarse con la parte donde reside el juicio social de tal forma en que no pensemos, sino que para sentirnos parte, actuemos recuperando unas convicciones incuestionables o reglas sagradas que nos han sido convenientemente inferidas.

Salto de tema

The culture code

Daniel Coyle, en The Culture Code (Random House, 20018), realiza una increíble investigación para comprender cómo se construye la cultura corporativa en organizaciones como Pixar, los San Antonio Spurs, los Navy Seals e incluso la banda de ladrones de joyas Pink Panthers.

Sus conclusiones son claras. Para crear una fuerte cultura corporativa hacen falta tres elementos: compartir las vulnerabilidades, generar seguridad en el equipo y tener una historia común.

Resumiendo, se trata de que el equipo comparta sus miedos y frustraciones para generar un clima de confianza. 

Después, la organización debe respaldar a sus trabajadores y transmitirles apoyo. 

Por último, hay que unificar el relato del porqué y lograr una visión compartida.

Eslabones de una misma cadena

Llámame loco, pero a mí me parecen eslabones de una cadena: vulnerabilidad, aislamiento, seguridad, pertenencia, relato, propósito… y sacrificio.

Hay asuntos que se explican muy bien con una U invertida. Es decir, hay cosas que son positivas hasta un punto en que comienzan a ser negativas.

El nivel de estrés mejora el rendimiento cognitivo, la memoria, la velocidad de procesamiento, el foco, etc, hasta un punto en que empieza a perjudicarlo. 


Cada uno tiene su propia curva. Algunos aguantan mucho hasta que petan, otros petan al principio y luego aguantan, otros la tienen muy alta, otros baja… cada uno la suya.

La U invertida en las organizaciones

¿y si ocurriese igual con el adoctrinamiento en las organizaciones?

El proceso que hemos dibujado, seguro que es positivo para alinear a las personas que forman parte de una organización y seguro que mejora el rendimiento. Pero además, estoy también seguro de que mejora el bienestar y la felicidad en el desempeño del trabajo, porque todos necesitamos el reconocimiento social y sentirnos parte de algo más grande.

Hasta un punto.

Ese punto en el que el individuo pierde su identidad, sus referencias con otros ámbitos de su vida como la familia o los amigos o incluso con él mismo como parte de la comunidad de consumidores. Cae en la caja de resonancia en la que prima el discurso único y el comportamiento gregario está por encima del talento individual. Llegamos a ese punto en el que el propósito está por delante de la salud física primero y mental después.

Pues a la empresa tampoco le conviene esto. Porque el aislamiento y la caja de resonancia van en contra del pensamiento lateral y la innovación, el comportamiento gregario anula la suma de los talentos diversos y el sacrificio a corto plazo penaliza el rendimiento a largo.

Como todo, hay que tener siempre consciencia de en qué parte de la U invertida estás. No hay equilibrio en la cima, siempre caes hacia un lado o hacia otro. El arte está en ir rectificando la posición para mejorar el rendimiento… 

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