Metaverso, desarrollo sostenible, diversidad, propósito, transformación digital… hay conceptos que requieren ser divulgados con rapidez para lograr el impacto positivo que persiguen. El problema es que, cuando llegas a hacerlos conocidos, hay veces que ya no significan lo que tenían que significar.
No puedes sustancializar un significado y hacerlo popular a la vez. O alcance o comprensión. Definir bien un concepto y hacer comprender todo lo que implica es un proceso lento. Para difundirlo con rapidez, no hay tiempo de explicarlo en profundidad.
En el primer caso, corres el riesgo de una sustancialidad aislada, de nicho. En el segundo corres el riesgo de la prostitución conceptual. Y la calle Montera de los conceptos está llena de estos.

La cuestión es que el ciclo natural de implantación de un concepto tiene tres fases
1. Creación del significado
En la primera prima el concepto. Definir qué es, generar la ideología y plasmar la coherencia intelectual. Es el significado.

2. Difusión del significante
A partir de ahí, llega el momento de difundirlo. La búsqueda del top of mind. Lo importante es que llegue una palabra, que acabe en boca de todo el mundo. Es la popularización del significante.

El problema es que hay veces que, en el proceso de popularizarse el término, el concepto de diluye y la audiencia, mientras se hace al uso del término, va creando intuitivamente nuevos significados. muchas veces, varios significados para el mismo significante. Lo peor es que ese ‘significado okupa’ casi nunca coincide con el que habíamos conceptualizado en un origen.

3. Re-significación del significante
Una vez el término es aceptado masivamente, se trata de explicar lo que quiere decir el término con detalle. Sabemos cuál porque lo hemos elaborado en la primera fase. Se trata de devolverle el significado al significante.

Pero a veces llegamos tarde
Sucede a veces que somos incapaces de reflotarlo porque la gente ya ha creado su propio significado -cada uno el suyo- y ese concepto ya nunca será lo que queríamos que fuese. Nuestro concepto, en el intento de hacerlo popular, lo hemos mandado al corner de los términos difusos

De esta manera, nos encontramos que nuestro amplio concepto acaba significando lo que una parte de él. Como cuando la gente habla del metaverso refiriéndose a la realidad virtual, del desarrollo sostenible como si solo se tratase de la sostenibilidad medioambiental o de la transformación digital como si se tratase de un proceso de digitalización.
En algún caso puedes incluso encontrar que el ‘significado okupa’ directamente es lo contrario de lo que habíamos conceptualizado con tanto esmero, como pasa cuando te encuentras que las iniciativas por la diversidad se basan en buscar la igualdad. Cuando la diversidad debería buscar marcar las diferencias y contemplarlas todas y tolerarlas -que es lo que hace rica una sociedad-, eso sí, en un contexto de igualdad de derechos y oportunidades -que es la parte del todo que se ha apropiado del significante-.

Le pondría un nombre a este concepto, pero al final me lo iba a encontrar dentro de un tiempo significando otra cosa.
Así que me lo ahorro…
.
.
.