EN LA TEORIA Y EN LA PRACTICA

EN LA TEORIA Y EN LA PRACTICA

Un día tuve la siguiente conversación con mi jefa:

-Voy a ir a ver a estos tipos a ver que hacen.

-¿y qué necesitas de ellos?, me preguntó.

-Pues no lo sé. Si lo supiese se lo pediría y no iría a verlos.

Otro día analizábamos el feedback de una formación en la que los asistentes decían que les gustaría que la sesión fuese más práctica.

El problema es que el tema de la sesión era “Cultura digital” y cultura, según la RAE, significa “Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”.

Pedirle práctica a una sesión de cultura es renunciar al juicio crítico y a la capacidad de elaborar nuestras propias conclusiones.

Hay momentos en la vida, en que debemos de escuchar, como le decía a mi jefa, sin saber lo que vamos a encontrar para, a posteriori, elaborar nuestro propio criterio.

En la formación hay un problema de expectativas

Con toda esta movida de actualización permanente parece que hemos clasificado las formaciones en dos tipos: las charlas inspiradoras y los cursos prácticos.

¡que pesados con las clasificaciones!

Los hemos disociado de tal forma que las charlas inspiradoras son como snacks que consumimos fácilmente y después de los cuales no tenemos que hacer nada. Las encontramos en TED, en conferencias o clases magistrales.

Por otro lado están las clases prácticas en las que nos dicen lo que tenemos que hacer y cómo lo tenemos que hacer. Son clases tipo “que lo pueda aplicar desde mañana mismo”. La metodología nos muestra una técnica que podemos aprender, memorizar, entrenar y automatizar y nos exhibe los resultados que esperamos que produzca. Estas las tenemos muy asociadas al formato aula.

Lo que planteo es que debemos siempre de buscar un balance entre las dos partes en cada programa de formación o desarrollo al que asistimos.

En caso contrario de las formaciones prácticas saldremos como autómatas y en los encuentros inspiradores, como inspiradictos que nunca hacen nada.

Antes de empezar, tenemos que fijarnos objetivos

Las expectativas debemos de manejarlas nosotros.

Siempre que asistamos a una formación debemos de tener claro el objetivo que perseguimos con ella. Tenemos que fijar el índice #PQSPa Que Sirve, según @titonet– y tenemos que hacerlo nosotros porque la utilidad es diferente según cada cual. Si no, durante el proceso, no le veremos utilidad a lo que nos están enseñando y, por tanto, no lo asimilaremos del todo. ¿o alguien se acuerda de los reyes godos?

La fijación de objetivos es una responsabilidad individual porque solo nosotros nos conocemos tan bien como para saber cómo aplicar lo aprendido, según nuestras cartacterísticas personales.

Los conceptos sin práctica son como la práctica sin conceptos: incompletos

Si aprendemos solo conceptos, nunca produciremos nada, porque la aplicación práctica suele cuestionar el concepto y hacerlo evolucionar. Además, si llegamos a hacer algo, no seremos capaces de repetirlo. La metodología permite la replicabilidad, la mejora y la escalabilidad.

Si solo aprendemos la metodología, no seremos capaces de sacar el máximo rendimiento a nuestras habilidades, porque lo que estaremos poniendo en práctica será una metodología de otro, no nuestra. Entender el concepto nos permitirá customizarla, acomodarla a nuestra naturaleza y nuestras capacidades.

Por lo tanto, preocupémonos cuando aprendemos cualquier disciplina de que haya partes conceptuales y partes prácticas. En otras palabras, alegrémonos de que haya cosas que no sabemos para que nos sirven y de que haya elementos super-cortoplazistas. Pero, sobre todo, que haya los dos.

Explotadores y exploradores

Como dice Alfons Cornella, la sociedad laboral está dividida entre explotadores y exploradores, gente que persigue el retorno inmediato y gente que está en búsqueda permanente. Lo que hacen falta son mediadores que equilibren las organizaciones para que las dos funciones existan y se coordinen entre ellas porque una empresa que solo explota no será capaz de adaptarse y morirá por obsolescencia y una empresa que solo explora, nunca será rentable.

Pues en nuestra formación ocurre lo mismo. Necesitamos trabajar a dos velocidades y saber manejar lo que explora y lo que explota, lo conceptual y lo práctico. Si no tenemos conceptos, seremos simples ejecutores, maquinas prescindibles en cuanto aparezca un algoritmo que aplique la metodología de forma automática y sin errores. Si no tenemos metodología, seremos ineficientes y no seremos capaces de replicar el éxito.

Nos pongamos como nos pongamos, hay que ver los árboles y el bosque

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