GUÍA INFALIBLE PARA LA TOMA DE DECISIONES

GUÍA INFALIBLE PARA LA TOMA DE DECISIONES

Este post es un extracto del libro de 300 páginas que publicaré cuando tome la decisión de escribirlo.

Lo que ocurre es que, por otro lado, he decidido que paso de los libros de autoayuda. Creo que el mejor manual de autoayuda es el que se escribe uno mismo y tratar de aportar algo más que un estímulo para que el lector lo desarrolle según sus circunstancias, es insultar a su inteligencia y a sus capacidades.

Y tú, querido lector, eres inteligente…

Esto no va de que tomes las decisiones correctas ni de que para todos valga la misma decisión. Esto va de que tomes tu puñetera decisión de una vez .

Va, por tanto, la guía infalible para la toma de decisiones.

Son 3 sencillos pasos:

1. Pon un dead line para tomar la decisión

2. Tómala

3. Asegurate de que tus próximas decisiones tengan coherencia

¿cómo te quedas?

No está mal, ¿eh?

Bueno, desarrollo un poco, lo justo para no hacer spoiler de ese libro que nunca escribiré

1. Pon un dead line para tomar la decisión

Alguna vez he escrito sobre la dificultad que tenemos para decidir cuándo la información es suficiente y llega el momento de tomar la decisión. Hay que encontrar el momento en que el coste de la adquisición de más información empieza a ser mayor que el coste de equivocarte. Ese coste se valora en dinero, tiempo, oportunidad, recursos, motivación, etc… También hay momentos en que la información no aporta valor marginal e incluso empieza a penalizar la coherencia.

En definitiva, hay que determinar el momento en que debe de terminar la fase de evaluación.

Por otro lado, hay que quitarse de la cabeza la vieja idea de que se pueden tomar decisiones correctas en valor absoluto. En un mundo tan complejo y con tal diversidad de interpretaciones, suena iluso pensar que se puede alinear la interpretación como éxito, consensuada por todo el mundo, sobre una misma decisión.

No, no hay decisiones absolutamente correctas.

¿qué la decisión correcta es la que soluciona el problema? Si no implica que también se pueda solucionar por otras vías, de acuerdo. En ese caso hay muchas decisiones correctas, con lo que el término “correcto” pierde el atributo de exclusividad, devaluando su peso.

Por cierto, solo en ocasiones no tomar una decisión ha sido una decisión. La mayoría de las veces es una congelación del proceso de evaluación en espera de que las cosas se solucionen las cosas -ver Mariano Rajoy y Jose Luis Rodríguez Zapatero-.

2. Tómala

Es la fase más importante y va acompañada de una gran soledad.

También se producen efectos secundarios. A saber: contrafactuales, críticas, aparición de información nueva, cambios de contexto,…

Pues si. Pero la clave está en saber manejar el hecho de que tu decisión era imperfecta desde el inicio y, salvo en casos muy claros, debes de asumirla y manejar todos estos efectos secundarios, que hubiesen sucedido igual si hubieses tomado cualquier otra -si, de eso van los contrafactuales-

Hay una forma de estructurar el manejo de estos efectos secundarios. Se trata de jerarquizar las intenciones. Es decir, poner en el tope de la pirámide tu línea estratégica, el propósito del 80% de tus intenciones. Por ejemplo: hacer la vida más fácil a mi cliente, entretener, ser más eficiente, transformar la distribución en mi sector… y a partir de ahí, con menos peso jerárquico y escalonadamente, el resto.

De esta forma, si te discuten aspectos menores, siempre podrás recurrir a que el principal sigue validando tu decisión.

3. Asegúrate de que tus próximas decisiones tengan coherencia.

Este es el más difícil. Cuanta más información manejes, más posibilidades de que el criterio decisional vaya cambiando. Hay datos engañosos que, por ser buenos o curiosos o difíciles de conseguir, les damos más peso del que tienen de carta a la consecución de los objetivos y haciendo esto estamos mutando el criterio. Por ejemplo, cuando interpretamos como exitoso un proyecto que buscaba incrementar la notoriedad porque ha tenido cinco críticas positivas muy cualitativas…-culpable, Señoría-

Es, por tanto, fundamental que en la lectura global del conjunto de tus decisiones haya un rumbo único. A eso se le llama coherencia y es la madre de la visión estratégica.

Pues yo ya he hecho lo mío. Ahora decide tú lo que haces con esta reflexión. Seguro que tu decisión es correcta…por el hecho de haberla tomado

final

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