LA GUERRA DE LA CREDIBILIDAD NO SE GANA QUERIENDO VENCER EN TODAS LAS BATALLAS

LA GUERRA DE LA CREDIBILIDAD NO SE GANA QUERIENDO VENCER EN TODAS LAS BATALLAS

Hay una docuserie en antena sobre la hija de Rocío Jurado en la que cuenta los maltratos que sufrió por parte de su exmarido.

Me abstraigo de la dureza del fondo de la cuestión para centrarme en la forma.

En el documental de nosecuantos capítulos, hace un repaso por todas las vicisitudes de su vida y solo hay una conclusión: nunca hizo nada mal.

No me refiero a la parte de los malos tratos, me refiero a la relación con sus hijos, hermanos y familia, a la resolución de la herencia, a los conflictos con su padre, a la gestión de la imagen pública, a cualquier pequeño detalle… Nunca hizo nada mal.

Esa posición tiene un problema, y es que no es creíble. Nadie hace todo bien siempre. Te puedes creer cada situación, pero cuando piensas en global, no te crees que no haya ninguna cagada en un recorrido tan complejo. No sabes cuál de ellas es, pero alguna tiene que haber.

Entonces especulas y dudas de todas. Excepto de lo importante, espero.

Cuando interpretas el documental en global, da la impresión de una gran manipulación con más ganas de saldar cuentas que de describir una serie de situaciones ajustadas a la realidad. Parece una guerra entre dos personas hipermanipuladoras en permanente lucha por el relato.

Ojalá me equivoque, pero no parece un problema de búsqueda de justicia tanto como de proyección de imagen y, si es así, conlleva un error de base en cuanto a la lucha por la batalla de la credibilidad.

Además, cuando muestras la virtud como única y monolítica, una grieta afecta a toda la estructura. Según se van descubriendo incongruencias puntuales, corre riesgo la credibilidad del global.

Por ser demasiado ambicioso con lo accesorio, corres el riesgo de que se cuestione lo importante.

Es más, en aspectos interpretativos, no hay verdades. Hay interpretaciones. Conocí a una persona que había sufrido abusos y tenía más trauma por haberlos tolerado para lograr sus objetivos que por los actos en si. Los hechos no validan las interpretaciones. Las interpretaciones solo te permiten comprender el sufrimiento para empatizar o no con él.

La verdad es que tampoco sigo minuciosamente esta historia y seguro que pierdo detalles, pero cada vez que pillo alguna imagen, no puedo evitar verla desde este prisma.

Lo que me interesa en realidad es cómo aplica al contexto profesional.

Hubo una época en las multinacionales en que tenías que defender cada acción. No podía haber fisuras. Todo lo que habías hecho estaba bien hecho. Había circunstancias o fallos de otros, pero tú lo tenías que hacer todo bien. Todo el rato.

Así se trasladaba a la comunicación de las marcas. La proyección de perfección era una obligación.

Creo que hoy en día, como le pasa a la hija de Rocío Jurado, defender una perfección monolítica te hace poco creíble. No hay nada que inspire más confianza que los profesionales o marcas que son capaces de decirte lo que hacen bien y lo que hacen mal con la misma tranquilidad. Gente que asume que unas veces aciertas y otras te equivocas, pero que cuando vienen mal dadas, no escurres el bulto…

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