
En estos casos, la visualización se apoya en un concienzudo entrenamiento donde ya se han vivido esas sensaciones. Sin embargo, esa visualización también tiene lugar sobre la incertidumbre. El futbolista no sabe a qué jugadas se va a enfrentar ni el médico sabe cómo se va a desarrollar la operación, pero visualizan los posibles escenarios en base a situaciones similares vividas con anterioridad, como si de un corta-pega experiencial se tratase.
La visualización es lo que hace automatizar la ejecución, liberando el instinto, y mantener la tensión motivacional y la concentración que permiten manejar las situaciones inesperadas.
Los deportistas y artistas dedican el 80% de su tiempo a entrenar y eso hace que sea vital la preparación, por eso entienden su importancia. En el lado opuesto estamos la gente de marketing, que no dedicamos ni un minuto a visualizar lo que va a suceder en nuestros eventos, comunicaciones o presentaciones. Le damos importancia a la acción, no a la reflexión.
Los deportistas y artistas dedican el 80% de su tiempo a entrenar y eso hace que sea vital la preparación, por eso entienden su importancia. En el lado opuesto estamos la gente de marketing, que no dedicamos ni un minuto a visualizar lo que va a suceder en nuestros eventos, comunicaciones o presentaciones. Le damos importancia a la acción, no a la reflexión.
Una barrera importante para la correcta visualización es que no hemos desarrollado la empatía por lo que no sabemos abstraernos e imaginar qué es lo que va a vivir y sentir nuestra audiencia de forma que salgan a relucir los detalles esenciales para la consecución de los objetivos.

El problema es que ese ejercicio requiere esfuerzo, y además esfuerzo mental, que es el que más nos cuesta poner. Habrá quien diga que es un tema de habilidad, que se tiene o no se tiene, pero a estos me gustaría responderles que las habilidades solo se adquieren de una forma: entrenando.