Kluge es un término relacionado con la programación que se refiere a una solución imperfecta, desequilibrada y hecha a base de parches, pero que resuelve perfectamente el problema.
Cuando hablamos de seres humanos que logran sus objetivos, casi todo es Kluge
Es un poco coñazo el análisis que se hace de las personas con respecto a una supuesta normalidad de la que nadie nos enseña ninguna referencia. Parece que cualquiera que se aleje de esa norma que nadie ha definido, es un enfermo. Me explico. Se habla de que un tipo es egocéntrico y se le añade la palabra patológico. O que es controlador patológico. O analítico patológico. Todo rasgo marcado de tu carácter, se supone que es patológico. Patológico es enfermizo y me parece exagerado.
Mis preguntas son ¿en base a qué se decide que algo es enfermizo?, ¿en base a una normalidad categórica y universal?, ¿quién referencia esa normalidad?, ¿está consensuada?, ¿cuándo se referenció?, ¿se va actualizando?, ¿hay casos de normalidad absoluta?, si no hay tantos, ¿deja de ser normalidad?, ¿Es posible ser normal en todo?, ¿hace falta?,… y así hasta el infinito
Lo patológico debe corregirse
Entiendo que la etiqueta de patológica debería atribuirse en base a las consecuencias que produce ese comportamiento. Es decir, cuando generan daño a las personas, es cuando deberían corregirse. Mi pregunta es: ¿Qué más dará no ser normal, cuando no haces daño a nadie? Pero es que lo del daño también es interpretativo.
Quién no ha conocido a ese director territorial, egocéntrico -patológico-, controlador -patológico- y autoritario -patológico-. Sin embargo, los resultados son brillantes y despierta una admiración en el equipo que, no se sabe cómo, les motiva a esforzarse cada vez más en un clima de compromiso y solidaridad. Yo a varios. A muchos.
La descripción suena fatal, pero los resultados son excelentes. Kluge.
Si dejamos meter mano a los ’normalizadores’, nos hablarían de que si el síndrome de Estocolmo, de que si la megalomanía, de que si nosequé. Lo que sí que sé es que sin esos resultados, habría despidos y el clima sería mucho peor. Pero para los normalizadores, lo primero es la normalidad. Luego el resto.
También está el típico director de marketing que tiene miedo -patológico- al conflicto, que vive en una -patológica- paralysis by analysis, que le cuesta tomar decisiones -de manera patológica- y, sin embargo, se mueve de forma más o menos lenta, pero segura. Es predecible. Sí. Pero eso le hace confiable dentro de la organización y de cara al mercado.
Los normalizadores digitales le acusarían de estar dentro de su zona de confort -¿hacía mucho que no lo escuchabas?-, de ser poco disruptivo, de no ser un game changer. Pero, ¿sabes que pasa? Que hay sectores a los que los clientes no les pedimos a los directivos colegueo o disrupción, sino solvencia. Sucede que los queremos sensatos y previsores. Que no queremos que cambien el juego. Que les pedimos normalidad, no nueva normalidad.
Los normalizadores son los que son patológicos
Y es que los normalizadores, son normalizadores patológicos. Para ellos, la normalidad es el objetivo y no el medio para llegar a un fin productivo. No saben asumir que la vida nunca es normal. Que gente poco normal ha logrado cosas extraordinarias. Y que lo normal, es relativo.
A ver, no estoy haciendo un llamamiento a la anormalidad. Solo digo que la normalidad no deja de ser un juicio y que, por delante del etiquetado, debería ir la productividad…
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