NO ES LO MISMO TENER UN PLAN QUE TENER UNA ESTRATEGIA

NO ES LO MISMO TENER UN PLAN QUE TENER UNA ESTRATEGIA

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“Me encanta que los planes salgan bien”

                                                                                            John «Hannibal» Smith

Cuánto daño nos ha hecho esta frase.

Somos toda una generación los que hemos crecido pensando que el éxito reside en que los planes salgan bien. Es decir, que las predicciones que habíamos hecho se vayan cumpliendo una a una hasta el resultado final.

Todo según lo planeado.

Claro, de repente llega la era de la incertidumbre, donde nada sucede como debería, donde las cosas cambian de un día para otro, donde pasamos de un escenario a otro por un detalle. Entonces la capacidad de predecir pierde valor, porque predecir se convierte en un imposible.

El plan depende que que pasen cosas

Un plan es un conjunto de hechos secuencializados y correlacionados que persiguen un fin. Pues lo que pasa hoy en día es que no hay plan posible porque mil factores alteran la secuencia a cada momento.

Un plan depende de que se vayan cumpliendo unos hitos o milestones pero estos nunca se suceden tal cual y cada vez que se altera la ruta, tenemos que rehacer el plan. Y así vamos, de plan en plan, siendo cada vez más cortoplacistas.

La estrategia se basa en cómo afrontamos las cosas que vienen

Tener una estrategia consiste en tener clara una serie de fundamentos que nos hacen tomar decisiones siempre dentro de una línea de coherencia. Igual que en el plan vamos buscando la sucesión de una serie de hechos, en la estrategia dejamos que vengan los hechos hacia nosotros en la convicción de que tenemos una línea de actuación que aplicaremos a cualquier circunstancia.

¿plan de carrera o estrategia profesional?

Lo voy a llevar al plan de carrera.

Me gusta hablar con gente joven porque aprendes mucho de ellos y te dan una visión completa del mundo. Lógicamente están preocupados con su desarrollo profesional y suelen pedir consejo para hacer su plan de carrera. Termino este grado, luego hago este master, un par de años en una consultora para coger experiencia, luego a cliente para ver el otro lado, luego tal, luego cual,…

El problema es que ese plan tan bueno sobre el papel se va a encontrar con una realidad muy distinta; una carrera que no te sirve para tanto o una consultora en la que no aprendes lo que pensabas.

¿entonces qué?

¿tenemos que volver a hacer el plan?

Mi recomendación es cambiar el plan por una estrategia de carrera. Es decir, por definir unos fundamentos que marquen nuestra forma de interpretar la profesión y actuar en consecuencia. Las contingencias irán condicionando la estrategia, pero no estaremos encorsetados por un plan.

Definamos por ejemplo que, estemos en el puesto que estemos, siempre tendremos vocación de servicio hacia arriba, pero en lateral y hacia abajo también.

Planteémonos abrazar la diversidad, porque enfoques diferentes nos complementarán como profesionales.

Entendamos un modelo basado en el valor añadido, donde el valor no es lo que yo considero que aporto sino lo que el que lo recibe considera como valor.

Incorporemos en nuestra estrategia el practicar siempre la empatía porque nos hará más humanos pero también nos permitirá comunicar mejor y llegar a mejores acuerdos.

Pongámonos siempre en la piel del consumidor primero: “It’s all about them”.

Y cuando tengamos asimilados estos fundamentos u otros cualquiera, apliquémoslo a todo. Apliquémoslo a las decisiones importantes pero también a las pequeñas. Haciéndolo así, dependeremos menos de lo de fuera, de las cosas que tienen que suceder, y más de lo de dentro, o sea, de nuestra actitud ante las cosas que vengan.

El puesto de trabajo no definirá nuestro plan sino que nosotros definiremos el puesto de trabajo con nuestra forma de entender la profesión

De este modo, como le ocurría a Hannibal Smith, seremos capaces de actuar con coherencia en todos los imprevistos para, cuando todo haya pasado, poder presumir de que teníamos un plan

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