NO VOY A HABLAR DE FÚTBOL

NO VOY A HABLAR DE FÚTBOL
No, no voy a hablar de fútbol. Es demasiado importante.
Voy a hablar del reflejo que tiene en la vida o de cómo es
reflejo de la vida misma.
Comencemos con las declaraciones de Xabi Alonso diciendo que
a la Selección le ha faltado hambre. Ha provocado que todos sus compañeros se
le echen encima y se apresuren a reivindicar que nunca les ha faltado tal
hambre. Xabi prácticamente es un traidor.
A ver, ha habido una clara falta de intensidad y no porque
lo reflejen todas las encuestas y crítica internacional, sino porque es
evidente. Eso de que los otros tienen suerte porque se llevan todos los rebotes
es una gilipollez supina. Lo que tienen en más ganas, más intensidad y más
hambre.
Pero voy a lo mío.
¿por qué no se pueden decir las cosas como son? ¿por qué
está mal visto reconocer las cosas como han sucedido? ¿por qué no tomamos la
realidad como un punto de partida para construir? ¿por qué la transformamos
para reinterpretar el pasado y justificarnos?
Vivimos en una sociedad blanda que trata permanentemente de
evitar el sufrimiento, especialmente el propio
. Cuando salen los jugadores
diciendo que si que tenían mucha hambre parece un discurso para ellos mismos,
para el equipo o incluso dicho por un tipo para si mismo intentando travestir
su conciencia.
Lo veo cada día en el trabajo, donde cada error tiene una
justificación que lo convierte en una “buena decisión en la adversidad”, donde el
grupo tapa las carencias en una especie de solidaridad mal entendida y donde
tendemos a manejar muchos datos para poder ordenarlos de tal forma que la
interpretación nos sea beneficiosa.
Leí el resultado de una investigación que decía que la gente
que reconoce los errores es percibida como más fiable
, porque transmite realidad, consciencia de lo que falla y, por tanto, propósito de enmienda. En
este caso los  Xabi Alonsos me
inspiran mucha confianza.
Por otro lado está la afición.
Parece que toda la responsabilidad está en los jugadores y
el entrenador, pero como dice mi amigo Angel Sanz, nosotros también les hemos
hecho creer que son invencibles formando parte del problema. No nos hace bien
el elogio permanente
ni el servilismo mal entendido de las agencias que nos
hace creer mejores de lo que somos.
Vamos con el hambre en sí.
Los jugadores de la Selección que lo han ganado TODO, y que
están acostumbrados a ganarlo todo con sus equipos también, intentan convencernos
de que el hambre es infinita y eso es mentira.
Damos lo mejor de nosotros cuando tenemos motivación, pasión
e intensidad pero el escenario de los deportistas y los ejecutivos tiene
algunas diferencias. Como decía Jim Loehr, los primeros dedican el 80% del
tiempo a entrenar y visualizar el partido y el 20% a la performance mientras
que en los segundos el 100% es performance.
Es imposible que un jugador que siempre está jugando el
partido mantenga el hambre
. Necesita entrenar sin balón para que cuando le den
uno quiera comérselo y lo valore de verdad. Necesita jugar partidos poco
importantes que pongan de manifiesto la importancia de las finales. Necesita reconocer
sus errores para saber lo que no tiene que hacer cuando se juegue la vida.
Los ejecutivos necesitamos encontrar el espacio de entrenamiento
y visualización para dar lo mejor en las prioridades
Y finalmente vamos con las declaraciones de Xavi Hernández: “moriremos
con nuestro estilo”. Un fenómeno este tío… pero tiene toda la razón, así ha
sido.
A cada planteamiento exitoso le espera un antídoto en breve
plazo
y la vida está llena de Xavis que pretenden que el mundo se apresure a
ponerte las condiciones perfectas para hacer las cosas a tu manera y después se
pare a contemplar lo bien que lo haces.
La vida es compleja y cambiante y más nos vale educarnos a
reinterpretarnos a cada instante y si no, formaremos parte de los miles que
murieron con su estilo
.
En fin, que me niego a hablar de fútbol pero creo que de la
vida tengo que reflexionar todavía un rato
.
.
.

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