Nos han educado para agarrarnos a lo tangible. Había que sacarse un título, que se manifestaba en un papel que colgábamos en el despacho. Luego había que firmar un contrato fijo, que es algo así como que se toca. Comprábamos una casa que se toca y un coche que se toca. Si nos sobraba, comprábamos una casa en la playa o, si eramos previsores, en la ciudad para alquilarla. La inversión más segura era el oro. ¿Te acuerdas?
Todo eso se ha ido a tomar por culo.
La carrera de hace veinte años ya no define nuestro conocimiento. Un contrato fijo es igual de inestable que uno eventual. La casa de al lado se puede llenar de ocupas. O peor, te pasa con la que tenías sin alquilar. ¿El oro? ¡vamos hombre! No me fío ni de tener el dinero en el banco –menos mal que saqué la pasta del Popular-.
No vivimos en el plano de las realidades sino en el de las percepciones
Lo tangible no da ninguna seguridad.
Es entonces que buscamos algo a qué agarrarnos porque el cerebro busca certezas para construir la ilusión de predicciones. En este momento hemos decidido agarrarnos a lo intangible propio. Es decir, a nuestros talentos. Definir y visualizar nuestros talentos nos da la sensación de seguridad en la que solos podemos sobrevivir en cualquier contexto. Lo tangible puede ir y venir, pero mi talento es mío siempre.
Yo mismo me considero un knowmad y voy orgulloso diciendo que en mi mochila está mi oficina y que en mi independencia reside mi seguridad. Es decir, no dependo de una empresa. Si quiebra una con la que trabajo, tengo mercado para sobrevivir. Todo ello me crea una ficticia sensación de seguridad, pero ¿acaso no todo es una ficción hoy en día?.
Creo que está bien porque no hay certidumbre o incertidumbre, sino percepción de certidumbre y percepción de incertidumbre. De hecho, los términos se han invertido; en las empresas ha cundido la sensación de incertidumbre y los freelance se han creado una sensación de tranquilidad para el futuro.
Al fin y al cabo, nuestras emociones vienen condicionadas por nuestra percepción de los hechos, no por los hechos en si.
No vivimos en el plano de las realidades sino en el de las percepciones.
El sentimiento de pertenencia también nos da seguridad
Lo mismo ocurre con el marco relacional.
Antes, agarrarnos a lo que creíamos tangible, nos hacía independientes de las personas. Los resultados de nuestro trabajo eran una garantía. Pero es que hoy en día los resultados vienen condicionados por mil variables fuera de nuestro control así que ‘Adiós seguridad’.
Todo eso ha cambiado y es por lo que ahora buscamos agarrarnos a las personas, porque las personas cambian nuestro estado de ánimo y lo hacemos estableciendo vínculos personales. Creamos círculos de confianza en forma de lobbies, asociaciones o grupos, grupos que cada vez hacemos más formales. Cuanto más formal, más confianza. Esa formalización lleva implícito que si necesitas ayuda, por ser parte del grupo tendrás mi ayuda. Al pertenecer al grupo nos comprometemos a apoyar a los demás de tal manera que nos garantizamos la sensación de apoyo de los otros. Y eso da seguridad…
Desde el Club Bilderberg al Alumni del Master, pasando por el grupo de ex–Procters, las asociaciones profesionales o incluso remontándonos al colegio, establecemos compromisos con grupos para tener la sensación de compromiso de sus miembros.
No es solo un tema de necesidad de afecto, también podemos buscar respeto, percepción de status intelectual o segmentación social.
Para reafirmar ese sentimiento de pertenencia, iremos poniendo barreras de acceso y estableciendo obligaciones de compromiso con el grupo. Para que la percepción de pertenecer al grupo sea cada vez mayor.
Pertenecer a grupos de confianza nos da confianza.
El autoconocimiento es la mejor forma de generar sensación de seguridad
No quiero que, por hacer un análisis frío, parezca que lo critico.
Todo lo contrario. Es más bien el reflejo de un proceso de introspección en el que analizo cómo estoy construyendo mis palancas de seguridad para ser consciente de ellas, porque cada vez me siento más independiente y disfruto más la pertenencia a este tipo de grupos.
Y es que la tercera palanca que nos genera sensación de seguridad, es la búsqueda de certidumbres a través del autoconocimiento
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