“Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo” –Armando Palacio Valdés.
En la sociedad occidental, en el siglo XXI, en la era digital, en un mundo en el que los cambios surgen antes de que haya consolidado el anterior es un absurdo el pretender tener el control absoluto. Todos estamos de acuerdo en que las cosas suceden a velocidad de vértigo y en que debemos de ser flexibles para adaptarnos a este entorno y a la velocidad a la que suceden las cosas. Incluso, y debido a la crisis del sistema financiero y político, aceptamos que la flexibilidad es imprescindible también para adaptarnos a la morfología cambiante de las estructuras sociales, profesionales, familiares, etc. La flexibilidad no es una cualidad elegida al azar, porque la flexibilidad física del cerebro es lo que nos permite el desarrollo de la capacidad de aprendizaje, de adaptación y, en definitiva, el desarrollo de la inteligencia.
Dicho y asumido esto, resulta desalentador ver cómo la gente que hacemos marketing seguimos esforzándonos en crear una burbuja que nos proteja de las opiniones externas, cómo nos seguimos considerando lectores infalibles de las percepciones y motivaciones humanas y cómo nos anclamos en una rigidez para salir del YO que nos impide desarrollarnos desde otros enfoques, generar la verdadera empatía o simplemente comunicar plenamente. ¡Ojo!, esto no es permanente. Creo que llegará un momento en el que parte del potencial inconsciente mutará a consciente –digamos que se nos ampliará la memoria RAM- y podremos sacar patrones de las decisiones intuitivas. Pero, a día de hoy, tenemos un problema con el extremo opuesto. Por eso reclamo, y me reclamo a mí mismo, la capacidad de perder el miedo a soltar el control y de afrontar los constantes cambios con positivismo, energía y creatividad.Hagámoslo asumiendo que no podemos controlar todos los aspectos relativos a un proyecto y que es más importante tener confianza en que sabremos afrontar la incertidumbre que en que las cosas sucederán como nosotros queremos.
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