PABLO ESCOBAR PERDIÓ CUANDO PERDIÓ A GUSTAVO GAVIRIA

PABLO ESCOBAR PERDIÓ CUANDO PERDIÓ A GUSTAVO GAVIRIA

Hay un tipo de líder seguro y firme en sus decisiones, voluntarioso y tenaz autodeterminado, optimista, audaz y valiente.

Es rápido, muy activo, práctico en sus decisiones, autosuficiente y sobre todo independiente. Es extrovertido, pero no tanto como la persona de temperamento sanguíneo. Se fija metas y objetivos. Es muy ambicioso. Valora rápida e intuitivamente y no reconoce los posibles tropiezos y obstáculos que puede encontrar en el camino si busca lograr una meta.

Pues esta es la definición del temperamento colérico. Por lo tanto, podríamos llamarlo ‘líder colérico’.

Este tipo de líderes, cuando han obtenido un nivel de relevancia, por no llamarlo éxito, ha sido cuando han tenido a su lado a alguien de temperamento flemático. Se caracteriza por ser eficiente. Por ser práctico, hábil y prolijo, suele planificar su trabajo antes de empezar. Influye apaciguando ánimos y es perseverante en lo que emprende.

Pablo Emilio Escobar Gaviria era un colérico

Acabo de terminar de ver Narcos, donde el narcoterrorista Pablo Escobar era el paradigma del temperamento colérico. A su lado siempre estuvo Gustavo Gaviria, su primo, que era el flemático del tandem.


Sin ánimo de hacer demasiado spoiler, el declive de Pablo Escobar comienza cuando pierde a su primo. Sus decisiones cada vez son menos balanceadas, se rodea de gente muy junior que no se atreve a retarle, no hay plan, no hay estrategia, no hay coherencia. Y es que la coherencia la ponía Gustavo Gaviria, que ponía la pausa y la perspectiva desde la sombra.

El otro Pablo, Iglesias, es igual

Algo así le pasó al otro Pablo, Iglesias. Salvando las horrorosas distancias en algunas cosas, Iglesias y Errejón encarnaban ese tándem tan exitoso que forman el perfil colérico y el flemático. Uno todo impulso, otro todo estrategia.

El problema es que un equipo de dos perfiles tan opuestos tienen que tener una unión muy fuerte y, a ser posible, extraprofesional porque la tensión es brutal y solo desde una relación personal se puede soportar.

Cuando el colérico tiene una fuerte autoridad ejecutiva sobre el flemático, tiende a hartarse del flemático porque impulsar es cansado y el flemático acaba convirtiéndose en una mosca cojonera.

Sin embargo, cuando esa quiebra se produce, se da un desequilibrio donde el colérico se rodeará instintivamente de gente que le baile el agua porque estará cansado ‘de que le lleven la contraria’.

El mundo es colérico y flemático, y melancólico y sanguíneo también

El problema es que el mundo no se interpreta desde un solo punto de vista, sino desde varios, y renunciar a tus opuestos te limita en tu alcance. Es imposible atacar y defender a la vez, pocos jugadores son capaces de ser muy buenos en ambas tareas. Porque para ser muy bueno en algo, hay que focalizar. Pero focalizar implica quitar el foco de otras cosas y tenemos que tener la suficiente humildad de confiar en gente que nos resulta un poco incómoda, pero que complementa nuestro perfil.

Sé que todos somos más listos que nadie y que el mundo funciona como nosotros decimos, pero nunca está de más incorporar a gente que piensa distinto y nos equilibra, por muy coñazo que nos resulte. Porque el mundo no es blanco o negro, sino blanco y negro, Yin y Yang,…

Escobar y Gaviria

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