Sí, hombre. Que le había puesto al perro de nombre Mistetas… y cuándo le pregunta al policía, claro… Mistetas… ¿ha visto Mistetas?… el mismo nombre…
Todos hemos explicado un chiste alguna vez. ¿por qué lo hacemos?
Cuando el chiste es ingenioso, nos vemos en la obligación de explicárselo al interlocutor porque no le consideramos suficientemente inteligente como para pillarlo. Nosotros sí. Él no.
Es más, no le damos tiempo a que lo pille por sí mismo, no vaya a ser que lo pille a la primera y ponga en evidencia que no hace falta ser tan inteligente.
Si lo explicas, no tiene gracia
En mi opinión, estamos faltando al respeto a la audiencia y también al chiste porque esos chistes solo tienen gracia si lo pillas a la primera.
Cerebralmente funcionan produciendo una disrupción sobre las expectativas porque rompe un patrón arraigado en nuestra mente. Al resolver esa confusión se produce un estímulo que, si el truco conlleva algún tipo de humor, produce la risa.
Vamos, que si lo explicas, privas a la audiencia de realizar el proceso por lo que le privas también del efecto.
Los publicitarios no contamos chistes, los explicamos
Algo así sucede con la comunicación y la publicidad.
Los publicitarios no confiamos en la inteligencia de la gente y por eso les sobreexplicamos nuestros mensajes. Los hacemos tan explícitos que les quitamos la magia y el misterio.
En realidad no es un problema de que no lo pillen, es un problema de que no ponen atención. Cuando la audiencia tiene interés, pilla todas las sutilezas. Sin embargo, cuando no tiene interés no las pilla, y tampoco le verá la gracia cuando forcemos la explicación.
De verdad, no insistamos.
Si no vamos a tener la atención, seamos directos. Traslademos la información de forma clara y directa y, cuando hayamos captado el interés, ya vendrán a buscar más y entonces sí que pillarán todas las sutilezas.
#Respect
Es mi opinión que la comunicación, si quiere generar un vínculo de cierta profundidad, debe basarse en el respeto por la audiencia. Creo en hablar inteligente y dejar que te entiendan. Y si no, tendremos que ocuparnos de captar el interés, probablemente siendo más superficiales al principio. Cuando sean ellos los que nos buscan, podremos trasladar a la relación toda la intensidad que pretendemos.
A ver, las tramas de las series son un galimatías…y la gente las pilla. Nuestro spot de 20 segundos no puede ser más complejo que House of Cards. Así que rebajemos los humos y consideremos el contexto antes de sobreentender que el consumidor está esperando a que nos dirijamos a él para volcar toda su atención.
What’s in for me?
Es la primera regla de la comunicación ‘It’s all about them’. Lo importante son ellos. Cada día me doy más cuenta de lo poco que he pensado durante mi vida profesional en la audiencia. Lo único que me importaba era qué quería contar. Me daba igual el contexto en el que estaba esa audiencia, si tenía otras cosas en la cabeza, qué le generaba pasión… También me daba igual si lo entendía fácil o a la fuerza. Y lo más importante, nunca pensaba por qué le podría interesar lo que tenía que decirle.
La buena noticia es que cuando haces el click, ya no puedes pensar de otra manera y de forma natural te transportas empáticamente a sus circunstancias y te preguntas a ti mismo desde sus zapatos: “What’s in for me?”
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