SOMOS PROFESIONALES DE LA MANIFESTACIÓN Y AMATEURS DEL COMPROMISO

SOMOS PROFESIONALES DE LA MANIFESTACIÓN Y AMATEURS DEL COMPROMISO

Cuando hay una situación conflictiva es importante remitirse a los conceptos para plantear las soluciones. No sirve de nada analizar los ‘qués’ porque cuando hay un problema grave, es tarde para eso. Hay que remitirse a los ‘porqués’. Se trata de realizar abstracciones y analizar las cosas desde el plano conceptual, filosófico.

Pero claro, si estamos sacando la filosofía del currículo académico, tú me dirás…

Tenemos la norma de saltarnos la norma

En este caso se trata del respeto por las normas.

Las normas están creadas para facilitar la convivencia. Una norma se fija para establecer un criterio en aquellas áreas en que los intereses de dos personas pueden encontrarse. El objeto de las normas no es llevar a la gente por un camino, sino dejar claro por anticipado qué hacer en caso de conflicto.

Se trata de entender que mis derechos terminan donde empiezan los tuyos. Es ahí donde fijamos las normas, para no tener que analizar cada caso como nuevo. Y si hay un caso de gran excepcionalidad, lo que se revisa es la norma, no se elude.

Hay un dicho que es: “La excepción confirma la regla”. Mentira. La frase original es: “La excepción pone a prueba la regla”, lo que ocurre es que nuestro culto a la picaresca nos llevó a desvirtuarla queriendo decir que la excepción puede convivir con la regla. Y claro, lo que acaba pasando es que la excepción abunda más que la regla.

Tenemos muchos huevos reivindicando aquello sobre lo que no damos ejemplo

Entonces la situación se vuelve extrema y salimos a la calle a reivindicar el respeto por las normas. Escandalizados porque unos cuantos incívicos se las saltan a la torera. Todos a la calle, porque somos expertos en manifestaciones y reivindicaciones.

Lo hacemos muy bien, no se me malentienda, y muchas veces emocionan. Es bonito y tal. Pero mi punto está en que qué huevos tenemos.

Sí.

Hablamos de ello como si la cosa no fuese con nosotros. Como si cada uno de nosotros fuésemos el paradigma del respeto de las normas. Creo que para reivindicar algo, siempre hay que asumir compromisos porque estos son los que reafirman nuestra reivindicación.

Pues el compromiso principal para mi está con las propias normas. Con todas. Con aparcar entre las dos líneas y no cruzado, con respetar las colas, con no tirar las colillas al suelo, con reducir la velocidad cuando nos aproximamos a un ceda el paso, con respetar los asientos para embarazadas y ancianos, con no parar en doble fila cuando hay sitio un poco más adelante, con dejar salir antes de entrar, con ponerse a la derecha de las escaleras mecánicas, con no salirse de las rotondas desde el carril de dentro, con hacer y pedir facturas, con no hablar en el vagón del silencio, con tener nuestros papeles en regla, con no buscar privilegios en perjuicio de otros, con tantas otras cosas…

Si, sé que me vendrás con que hay normas más importantes que otras, pero ¿quién decide cuales son más? ¿tú?

Hay una forma muy sencilla para evitar la interpretación personalista de las normas y es tratar de respetarlas todas y eso tiene un nombre: convivencia

A mí, por lo menos, mientras exigía a los demás que cumpliesen con las normas, me ha dado qué pensar sobre mi actitud ante ellas. Y me ha dado un poco de vergüenza.

Pienso que, a lo mejor, estos tipos solo son la máxima expresión de algo que alimentamos todos nosotros con las pequeñas cosas de cada día

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