Hay tendencias que apuntan a un futuro negativo, y podría ser así. Pero también podría suceder que, en su exageración, surgiese algo bueno. O que, al menos, no sea para tanto.
Porque hay veces que la propia sociedad nos damos cuenta de que se nos ha ido la mano y compensamos lo negativo con una nueva ruta constructiva.
Van aquí tres tendencias que no parecen caminos beneficiosos para la sociedad, pero para las que planteo que podemos llegar a sacar algo positivo.
El ofendidismo
Seguro que ya he ofendido a alguien antes de empezar a hablar. Es increíble. En realidad, las cosas no nos ofenden, es que nosotros buscamos sentirnos ofendidos. La tiranía de lo políticamente correcto está oprimiendo el espacio de la libertad de expresión.
Por otro lado, lo están petando shows como el de Juan Dávila -tiene sold out hasta final de año- en el que un monologuista saca a personas del público y los machaca sin piedad. Si la persona es sorda, le dice que no se entera de cuando la gente se ríe. Si uno dice que se llama Mohamed, sugiere que en la bolsa lleva una bomba… y la gente se parte. Incluido Mohamed.
Creo que estos shows han nacido como un espacio terapéutico donde todos podemos reírnos de lo inconveniente -siempre y cuando sea inteligente-, incluidos los ofendidos.
Escuché en una conferencia -siento no recordar al autor- que “El exceso de manipulación, mata la manipulación. Porque se hace tan evidente que la gente deja de afectarse por ella, haciendo que pierda todo su efecto”.
Últimamente estoy observando en círculos profesionales que se empieza a aceptar las inconveniencias -siempre que sean inteligentes y constructivas- con mucha naturalidad. Es como si los discursos oficiales hubiesen estirado tanto de los extremos, que hubiese abierto un camino en medio por el que el sentido común y la sensatez entrasen sin las fricciones de hace poco. Se critican cosas tan exageradas, que lo prudente suena bien, aunque sea incómodo.
El exceso de elogio a la gente joven
Creo que nos hemos pasado. Que la gente joven mola mucho y que son los que harán el futuro, no cabe duda. Pero de ahí al hype que hemos creado… Que sí, que tienen potencial, pero aún no está materializado. Que sí, que tienen que perseguir sus pasiones, pero no a costa de esquivar cada esfuerzo que se les cruza en el camino. Que sí, que inventan cosas increíbles, pero tampoco hay que celebrarles cada vez que inventan lo que ya está inventado como si fuesen los primeros a los que les pasa todo.
Hay gente joven increíble, pero también la hay algunos que tienden a ser poco rigurosa en tareas que consideran poco elevadas, aunque formen parte de sus funciones y de su aprendizaje. Así, te encuentras chapuzas en básicos porque sienten que “tienen menos que aportar” en esas tareas. Sin saber que el hecho de que sean realizadas por quien tiene esa función es una aportación valiosísima.
Personalmente, me llevan los demonios. Especialmente, cuando hay poco cuidado por el detalle.
Sin embargo, con el tiempo, podría ser posible que el que estuviese en fuera de juego fuese yo. Porque en el futuro, podría pasar que la cuidadosa puesta en escena de una presentación ya no fuese tan importante porque lo informal conectase mejor. Como las conexiones por zoom en los programas de televisión, que han normalizado las sombras en la cara y la baja resolución, centrando la atención en los mensajes.
Igual en el futuro, el fondo acaba triunfando sobre la forma. O, más bien, la forma acompaña de otra forma al fondo.
El narcisismo
Me fijaré en una derivada de éste: el autoconocimiento. Nos encanta conocernos, porque somos lo más importante que hay en este mundo. Somos únicos. Después, nos encanta compartirlo. Como si al de enfrente le interesase cómo somos igual que a nosotros.
Pero creo que algo bueno puede salir de esto.
Conocernos a nosotros mismos es el primer paso para empezar a conocer a los demás. Tomando consciencia de que somos diferentes y únicos, podemos deducir que los demás son diferentes a nosotros y entre ellos también. Y de ahí a aprender a aceptar que la gente puede pensar y actuar bajo otros patrones que, mientras estén dentro de los marcos de convivencia que marca la ley, son igual de respetables que los nuestros.
Quiero pensar que el autoconocimiento genera la estructura necesaria para aceptar la diversidad.
Somos expertos en fastidiar las cosas y arreglarlas
No creas que me creo que todo lo que he dicho aquí vaya a suceder. Tan solo hago el ejercicio de tratar de comprender cómo funciona la sociedad y los giros que somos capaces de darle a las cosas. Porque el ser humano es especialista en fastidiar las cosas hasta un límite en el que le damos un giro para sacar algo positivo…
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